Noticia de Público
Investigadores del CSIC encuentran altas concentraciones de estos fármacos en las aves carroñeras.
En las explotaciones de ganadería intensiva, los veterinarios libran una guerra preventiva contra enfermedades habituales y fácilmente transmisibles -en este tipo de granjas-, como los síndromes respiratorios y los procesos diarreicos. Este chute masivo de antibióticos no es inocuo.
Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto altas concentraciones de estos fármacos en la sangre de ejemplares de tres especies de buitres (leonado, negro y alimoche). Según su estudio, publicado en el último número de la revista PLoS ONE, el impacto de los antibióticos en la salud de las aves carroñeras puede ser uno de los factores causantes de la regresión de las poblaciones de buitres en España.
Fármacos en cerdos
Los investigadores realizaron, en primer lugar, un muestreo de la presencia de antibióticos en cadáveres de cerdos dispuestos en los muladares. Este primer trabajo confirmó la presencia de estas drogas en la carne, fácilmente disponible para los buitres. De hecho, desde la crisis de las vacas locas y la consiguiente prohibición de abandonar restos de animales en el campo, la mayor parte del alimento disponible para las aves carroñeras está constituido por reses de ganado estabulado de producción intensiva.
Según el director del estudio, Guillermo Blanco, del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos, “los efectos de los antibióticos hallados en la salud de las aves carroñeras se parecen a los que se presentan en condiciones de uso inadecuado de estos medicamentos en humanos, como la alteración de la flora normal y la adquisición de
patógenos”.
La presencia de antibióticos en sangre en estas especies de buitres está relacionada, según las conclusiones de la investigación, con la infección por patógenos oportunistas, como hongos (Candida albicans, Aspergillus fumigatus) y bacterias causantes de enfermedades graves, entre ellas, la salmonelosis (Salmonella sp.) o la tuberculosis (Mycobacterium avium).
De las tres especies estudiadas, el buitre negro es el más afectado. “El examen de buitres negros encontrados en un pésimo estado de salud en el campo, y que ingresaron después en centros de recuperación, confirmó la infección por patógenos oportunistas asociada a la presencia de antibióticos circulantes”, explica Blanco.
La necropsia de otros cadáveres de buitre negro confirmó la presencia de antibióticos en el hígado y diferentes lesiones en este órgano y en el riñón, así como la degeneración de los órganos del sistema inmune. Para Blanco, “todo esto indica la existencia de una relación directa entre la presencia de antibióticos y la mortalidad asociada”.
La carne para consumo humano está libre de este problema. Los antibióticos no pasan a la cadena alimentaria gracias a los periodos de supresión a los que se someten los animales antes de entrar al matadero.